Ignacio Zuloaga
Nace
Zuloaga en Eibar, el 26 de julio de 1870. De todos los pintores españoles
que han reflejado la Fiesta Nacional, la tauromaquia, Zuloaga se diferencia
en la centralidad del tema en su obra y en su compromiso personal con ella.
Fue novillero y afirmó con humildad que de no
haber sido un buen pintor habría sido un mal torero. Desarrolló
muy pronto su interés apasionado por los temas taurinos y por el paisaje
andaluz y castellano, convirtiéndose en el principal representante
de la corriente costumbrista. Fuertemente influido por Goya y su trazo grueso,
fue rechazado en algunas ocasiones por la crítica por su estilo propio
y su fidelidad a los temas que le interesaban.
Su visión particular y apasionada de España,
sus paisajes y sus gentes, lo alejaron de las vanguardias y las modas, fiel
como fue a los clásicos españoles y a la tradición nacional
que le inspiraron, de Goya a Zurbarán y Velázquez.
Esta pasión se refleja en la anécdota absolutamente real de
los viajes impulsivos que realizaba desde París
a Toledo para contemplar la obra del Greco “El entierro del conde de
Orgaz”, donde pedía al capellán que le abriese
la iglesia, a cualquier hora, volviendo al cabo de un rato a París.
En
su obra abundan los retratos, las grandes composiciones y hay un sitio para
los bodegones. Su único competidor fue Sorolla. Descendiente de una
familia de orfebres, ceramistas y armeros, desde muy joven trabaja y dibuja
en el taller de su padre, estudiando con los jesuitas en Francia.
Presenta su primer cuadro en la Exposición Nacional de 1887, y realiza
copias en El Prado. Dos años después se instala en Roma. En
1892 está una temporada en Andalucía, en Sevilla se presenta
con seis cuadros en el Salón de los Independientes. Rechaza las influencias
simbolistas e impresionistas. Dos años después presenta dos
cuadros en el Salón Nacional de Bellas Artes de París. Viajará
también por Suiza e Italia. Residirá en Andalucía de
nuevo de 1895-98.
Será entonces, en 1897, donde estallará su afición taurina
y toreará en la plaza sevillana de Manuel Carmona matando dos novillos
bajo el nombre de “el pintor”.
En 1898 descubre Castilla a través de la fascinación que le
causa Segovia, donde pintará un cuadro adquirido por el Estado francés
para el Museo de Luxemburgo, y en 1899 se casa, siendo uno de sus testigos
de boda el músico Albéniz. El primer cuadro
que será rechazado por el jurado español de la Exposición
Universal de París, “Vísperas de la corrida”, lo
compra el Estado belga. Realiza exposiciones en 1900 por Bruselas y
Alemania. En Dresde le otorgan la gran medalla de oro.
1902
es un año especialmente inquieto. Vuelve a pintar en Sevilla, fallece
su madre y nace su hija Lucía. Vuelve a Segovia y su obra recorre toda
Europa. Al año siguiente triunfa en la Exposición de París,
conectando con los artistas franceses.
1904 es el año en que incitará a numerosos artistas a acudir
a inspirarse en Segovia, que será una constante en su obra. Su tío
comprará para ambos la abandonada iglesia de San Juan de los Caballeros
que será su estudio.
Al año siguiente continúan las exposiciones europeas y en Bruselas
colaborará en el montaje de la ópera Pepita Jiménez,
de Albéniz. En 1906 pintará “Toreros de pueblo”
e inaugura su nuevo estudio parisino. En 1907 la Exposición de Barcelona
le dedica una sala.
En 1909 expone en los EEUU con 38 cuadros, volverá en 1916 con 34 y
en 1925 con 52. Continúa con su pasión por el paisajismo y los
toros que jamás le abandonaría. En Lora del Río torea
en un tentadero. Se publica una monografía de él en la revista
francesa de arte y artistas.
En 1910 va a la Bienal veneciana y en la gira sudamericana le informan de
la muerte de su padre. Pinta “Víctima de la Fiesta”, y
al año siguiente obtiene el gran premio de la Exposición Internacional
de Roma, acudiendo fuera de la representación española por no
ser invitado. Viaja por Italia y en 1912 inicia otra ronda de exposiciones
europeas.
En París y en 1913 inicia una colaboración con Manuel de Falla
diseñando los trajes y el escenario de la obra “La vida breve”.
En 1915 regalará un cuadro para que financie las necesidades de los
afectados por la crisis industrial de Eibar. Firmará un manifiesto
de apoyo a la causa aliada en la I Guerra Mundial.
En
1917 realiza los bocetos para “Goyescas”, de Granados, y es condecorado
con la Legión de Honor francesa. Al año siguiente se le requiere
para pintar un retrato del rey Alfonso XIII, y en 1920 abre su taller de Madrid,
retratando a su amigo el filósofo Ortega y Gasset. Inaugurará
también el monumento a Goya en Fuendetodos, donde ya había estado
4 años antes, y donde en 1914 comprara la casa de Goya. En Londres
expondrá en la Real Academia.
En 1921 le entusiasma la sierra de Albarracin, y al año siguiente presencia
el concurso de cante jondo de Granada organizado por Falla.
Su estilo, su éxito, su personalidad y lo que representa en la cultura
española hace que sea recibido en La Habana como un héroe. En
ese mismo año de 1925 compra el castillo de Pedraza, y en el siguiente
se inaugura una gran exposición suya en el Círculo de Bellas
Artes de Madrid.
En 1928 realiza los decorados de la obra de Falla “El retablo de maese
Pedro”. En 1931 es nombrado presidente del Patronato del Museo de Arte
Moderno en Madrid. Retrata también a Valle-Inclán y a Pérez
de Ayala.
Y llega la Guerra Civil. Zuloaga se recoge y fruto de esa actitud será
su dedicación a la escultura. En 1938 recibirá el gran premio
de la Bienal de Venecia y expondrá en Londres en sala personal, en
Madrid en 1941 y en Barcelona en 1942.
Moriría en Madrid, en su estudio, el 31 de octubre de 1945. De él
destacó Pérez de Ayala su amor a España.
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