Eloy
Gonzalo nació en Madrid en 1876, siendo abandonado en la inclusa a los
pocos días de su nacimiento por el estado de extrema necesidad de su
familia. Iba acompañado de una nota con su nombre y apellidos, así
como su certificado de bautismo. A los cinco días fue adoptado por un
Guardia Civil y su mujer, residentes en San Bartolomé de Pinares.
Se alistó en el ejército, siendo expedientado por pegar a un mando. Escribió a la Reina para que se le destinara al puesto de mayor riesgo, yendo a parar a la Cuba en guerra.
Estaba en el destacamento que defendía el poblado de Cascorro del asedio del líder rebelde Máximo Gómez el 26 de septiembre de 1896, que contaba con numerosas tropas de infantería, caballería y artillería.
Ante
la falta de municiones, la imposibilidad de utilizar las tácticas guerrilleras
de las que son maestros las tropas españolas, y la necesidad de eliminar
una casa cercana desde la que se hostigaba a las tropas españolas, se
presenta voluntario para hacerlo, solicitando se le ate con una cuerda para
no caer en poder del enemigo en caso de caer en la acción.
La cual llevó a cabo con una lata de gasolina, regresando ileso. Poco después una columna liberaba del asedio a las tropas españolas.
Murió en 1897 en el hospital militar de Matanzas (Cuba) por una enfermedad adquirida en la manigua. En el madrileño barrio del Rastro se alza un monumento a su gesta en la que se aprecia la lata de gasolina.
Eloy Gonzalo representa mejor que nadie al soldado y ciudadano anónimo que desde su sencillez cumple de un modo desinteresado e incluso ciego un deber que no cuestiona ni enaltece.
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