Diego de Almagro

Nace Diego de Almagro, en Castilla, en el pueblo de Almagro (o quizás en Malagón o en Aldea del Rey, en Segovia) en 1475 (o en 1472), abandonado en el claustro de una iglesia, quizá hijo ilegítimo de Juan de Montenegro y Elvira Gutiérrez..

Emigrado a América en 1514, en 1524 se asocia con Francisco Pizarro y el canónigo Luque para lo que sería la conquista del Perú. En 1533, tras la captura del Inca y de la ciudad de Cuzco, Almagro es muy rico. El Emperador Carlos I lo nombra gobernador de Nuevo Toledo, al sur del Perú, con el grado de capitán general y el título de adelantado de las tierras más allá del lago Titicaca, en territorio del actual Chile.

Todos los testimonios de la época indican que Almagro había desarrollado para entonces una indiferencia para con las riquezas y los honores que estas proporcionaban. Pero tenía un sueño, de gloria, la expedición hacia el sur.

Con 500 hombres monta una expedición en 1533 que será la más destacada de la Conquista y de las mejor preparadas y armadas. Pero las indicaciones geográficas de los nativos se revelarían erróneas y los contratiempos insuperables: picos de 4.000 metros de altitud, ausencia de madera para calentarse, hierba para los caballos, refugios, alimentos. Indios y caballos perecieron por hambre y frío.

Una vez en el valle de Coquimbo no encuentraron indígenas ni minas por lo que regresaron a través del desierto salino de Atacama, donde muchos murieron.

Almagro, con cerca de 60 años, rico y con honores, afrontó la aventura por sí misma. Tras regresar a Perú en 1537, Almagro tomó la ciudad de Cuzco por considerar que pertenecía a su gobernación. Las posteriores luchas con los Pizarro (guerras del Perú), provocarían su derrota en la batalla de las Salinas y su ejecución en julio de 1538. Antes él había perdonado la vida y liberado a Hernando Pizarro.

Dicen cronistas de la época que, al enterarse de su muerte, los indios lloraron porque Almagro jamás les había dañado. Un hombre dedicado a la gloria, el coraje y la generosidad.

Es el ejemplo más claro del conquistador que busca mucho más que la riqueza: la gloria y la aventura.

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