José Tomás Boves

José Tomás Boves de la Iglesia había nacido en Oviedo el 18 de septiembre de 1783, quedándose huérfano de padre a los cinco años. Su madre tuvo que ejercer de criada, así como sus dos hermanas. Él logró ingresar en el Instituto Real de Oviedo, siendo piloto de 2ª clase a los 16 años, y de 1ª dos años después. Entró a trabajar en la empresa Pla y Portal, destacando por su seriedad y eficacia. Solicitó plaza para las oficinas de la firma en Venezuela.

El encargado de allí le proporcionó un puesto de guardiamarina entre Puerto Cabello y La Guaira, donde enseguida hizo amistades. Jamás accedió a dejarse sobornar por los contrabandistas, hasta que un día, acuciado por las necesidades de su familia en España, lo hizo, siendo encarcelado diez meses y confinado el resto de la pena en la localidad de Calabozo.

Expulsado del cuerpo de Guardiamarinas, logró ayuda económica del encargado de la empresa, Joves, para instalar una pulpería en la ciudad. Pronto se le conoció como un infatigable y honrado trabajador, ampliando su negocio con la compra y venta de caballos.

Le incomodaba la arrogancia de la oligarquía criolla y prefería la compañía de negros y mulatos, a los que ayudaba. Tras la insurrección independentista, comprobó como estos no se unían a ella, desconfiando de la opresora burguesía criolla. Boves, en medio de la tranquilidad general, continuaba con sus negocios.

Pero la actitud de los mercenarios ingleses que pasaban por la provincia le indignó, así como el afrancesamiento de Bolívar.

Al cabo de un año, fue detenido y condenado a muerte ante el avance de las tropas realistas, que llegaron a tiempo de salvarle. Se unió a ellos y el 23 de mayo de 1812 fue ascendido a comandante por su valor, especialmente en la acción de San Juan de Morros. Se le asignó la localidad de Calabozo, donde intentó conciliar a los bandos.

Mestizos y mulatos se unían en masa a sus filas, como símbolo de libertad y justicia social frente a la oligarquía criolla bolivariana. Se estaba convirtiendo en el primer caudillo de Venezuela.

Tras la proclama de Bolívar de “muerte a los españoles”, Boves aplicó la misma norma de guerra, no haciendo prisioneros. Se hizo dueño de los Llanos al frente de sus lanceros. Su primera derrota la sufrió en Mosquiteros.

Solicitó actuar por su cuenta después de la conquista de Caracas por los rebeldes, al no llevarse bien con su nuevo jefe, el general Cajigal.

Fue herido el 3 de febrero de 1814. Su segundo, Morales, derrotó a Bolívar el 9 de agosto en Aragua de Barcelona. Siguieron las victorias de Barcelona, El Salado, Los Magueyes, y murió en la batalla de Urica, cuando la victoria estaba a su alcance.

De haber vivido, la historia de Venezuela y aún de toda América pudo haber sido distinta, porque Boves era un mito y una esperanza de justicia social y libertad para las masas de mestizos y mulatos, aún hoy oprimidos por las oligarquías blancas nacionalistas.

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