Francisco Javier Balmis
Francisco
Javier Balmis Berenguer nació el dos de diciembre de 1753 en Alicante,
hijo de un cirujano. Estudió a su vez cirugía en el Real Hospital
Militar de Alicante, donde trabajará de practicante de 1770 a 1775.
Obtuvo el título en 1778 en la Universidad de Alicante. Es ascendido
a cirujano de la Armada en 1781 y destinado al regimiento de Zamora, con el
que participó en la expedición de O´Reilly a Argel y en
1780 en el sitio de Gibraltar. Posteriormente estará en la expedición
del Marqués de Socorro a América, destacándose en su
labor.
En México y en 1786 es nombrado cirujano mayor del Real Hospital Militar
del Amor de Dios y en 1790 fue jefe de sala de Gálicos del Hospital
San Andrés.
Estudió las raíces de dos plantas, especies de agave y de begonia,
para el tratamiento del mal venéreo y escrofuloso, y de otras graves
enfermedades que resisten al uso del mercurio y otros remedios, recibiendo
el título de Bachiller (Doctor) en Artes por la Universidad Mejicana
y por la Universidad de Toledo el grado de Bachiller en Medicina a su regreso,
en 1797. Realizó asimismo tres cursos de botánica en el Real
Jardín de la Corte, siendo nombrado Cirujano Honorario de Cámara
de Carlos IV en 1795.
En 1802 ofreció sus servicios a la Corona para
llevar la vacuna antivariólica a América y Filipinas, siendo
recomendado el 23 de junio de 1803 por la Junta de Cirujanos de Cámara
como director de la famosa expedición.
En 1803 es el comandante de la primera expedición
mundial de vacunación (Real Expedición Marítima de la
Vacuna), recomendada en un informe del médico de Guatemala José
Flores, por encargo del Consejo de Indias, en marzo de 1803, organizada y
financiada por el régimen de Carlos IV, encuadrada en una serie de
expediciones científicas de la época ilustrada de las que España
fue parte destacada (Mutis, Malaspina, Jorge Juan...).
Será en febrero de 1810 que partirá de Cádiz con rumbo
al Virreinato de México, encabezando otra expedición con la
finalidad de asegurar la existencia de la vacuna de la viruela, casi perdida
allí, regresando a finales de 1812, enfermo.
Murió en Madrid en 1819.
La
Real Expedición Marítima de la Vacuna fue una de las hazañas
más extraordinarias de la medicina española y base del posterior
crecimiento demográfico americano. España poseía una
maquinaria sanitaria avanzada en la época, centralizada en el protomedicato
castellano, organizada en Juntas Supremas de Sanidad, que controlaban y vigilaban
los contagios. Debajo de ellas estaban las Diputaciones de Salud o Juntas
de Sanidad de puertos, localidades y regiones.
Todo ello será trasplantado a América,
proporcionando una infraestructura sanitaria pionera. Fue la primera campaña
oficial de vacunación masiva de la Historia.
Se utilizaron cinco veloces buques-correo de guerra, comandados por el “María
Pita”, y con el carácter enérgico de Balmis, de
50 años, que lo organizó todo, y que invertiría dinero
propio para repartir entre los indios de remotas aldeas andinas, para lograr
su vacunación, y juguetes entre los niños de a bordo.
Zarparon el 30 de noviembre de 1803 del puerto de La Coruña, con dos
cirujanos, cinco médicos, tres enfermeros y 22 niños huérfanos,
de entre 3 y 9 años de edad.
El transporte del virus se hizo en ellos, utilizando la técnica de
propagación de “brazo a brazo”
patentada por Jenner. Este conoció la expedición y en una carta
manifestó: “No me imagino que en los
anales de la Historia haya un ejemplo de filantropía tan noble y tan
extenso como éste”.
Además transportan una carga de linfa de vacuna guardado entre placas
de vidrio selladas, así como miles de ejemplares de un tratado que
explicaba cómo vacunar y conservar la linfa, el “Tratado
histórico y práctico de la vacuna”, de Moreau de
Sarthe, y maquinaria para su conservación y la observación astronómica.
Llegan
a Puerto Rico en mayo de 1804, posteriormente naufragan y llegan a Cartagena
de Indias, y en Venezuela se dividen en dos grupos. El de Balmis irá
a Cuba, Méjico y después (1805), con 25 niños que regresarán
posteriormente, tras un duro viaje de más de dos meses, a Filipinas
(donde enfermó Balmis de diarrea), y con tres niños a Macao,
travesía en la que murieron 20 tripulantes, Cantón y regresarán
a España tres años después, el 7 de septiembre.
La otra expedición, dirigida por el doctor Salvany
recorrerá Panamá, Colombia, Ecuador, Perú, Chile y Bolivia
durante siete años, muriendo su jefe en
Cochabamba el 21 de julio de 1810 con 34 años de edad, continuando
sus ayudantes, Manuel Grajales y Rafael Lozano.
En cada lugar dejan las instrucciones y organización
necesaria para mantener la labor de vacunación, llevando un registro
detallado de ella: 56.000 vacunados en Colombia, 22.276 en Perú...
Se ha dicho que “con esta expedición
España escribió una de las páginas más limpias,
más humanas, de más auténtica civilización que
se haya jamás escrito en la Historia”, reflejando los clásicos
valores españoles de desinterés y constancia.
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